Telecomunicaciones 2016: Hay futuro, aunque ya no sea lo que era.

Telecomunicaciones 2016: Hay futuro, aunque ya no sea lo que era.
Torre de telecomunicaciones. Imagen de Freepik

(Artículo publicado previamente en la Newsletter de Operandi, en diciembre de 2016)

El sector de las telecomunicaciones empieza a despegar, pero necesita clarificar el futuro de su negocio y, al mismo tiempo, seguir optimizando y poniendo en valor sus basics tradicionales. 

Pendientes de conocer las cifras definitivas del sector de las telecomunicaciones en España para 2016, todo apunta a que se va a cerrar con un ligero crecimiento respecto al año anterior, abandonando por fin los números rojos que le han acompañado desde el comienzo de la crisis. Esto no quiere decir que el sector vislumbre el retorno a los niveles de facturación de antaño, que podrían no alcanzarse ya nunca, pero le permite mirar al futuro con un poco más de optimismo, e intentar recuperar la confianza del mundo financiero —especialmente el bursátil— que hace tiempo está mirando para otros ámbitos que considera con mayor potencial de crecimiento.

La pérdida de valor de las telecomunicaciones tiene su origen en la sistemática reducción de sus precios —tanto en valor absoluto como relativo, al ofrecer cada vez más prestaciones por menos importe— y en la progresiva disminución de su perímetro de negocio en favor de las compañías Over The Top (OTT), cuyo halo de modernidad ha favorecido el laissez faire de una regulación localista, incapaz de gestionar un nuevo mundo que realmente requiere de una gobernanza mundial.

Ambos fenómenos han obligado a los operadores a reconsiderar los basics de su negocio: cuáles son sus oportunidades, hacia dónde orientar su estrategia y cómo conseguirlo. Ninguna de estas preguntas tienen a día de hoy una respuesta evidente por lo que, al margen de intentar abrir nuevos caminos, se ven obligados a repensar su estructura de costes —con las consiguientes oportunidades y también tensiones para colaboradores y proveedores— y sus opciones para sacar al mercado financiero algunos de sus activos más ocultos, como pueden ser las torres soporte de las instalaciones radioeléctricas o los cables submarinos, en el caso de Telefónica.

Para ser precisos, convendría matizar la expresión «activos ocultos» en relación con las infraestructuras porque, en definitiva, los operadores propietarios de las mismas son perfectamente conscientes de la ventaja competitiva que éstas han representado para ellos durante muchos años. Sin embargo, es cierto que en un contexto en el que 1- el mercado de las telecomunicaciones se ha ido consolidando; 2- la regulación ha equilibrado la posición competitiva de unos y otros; y 3- los operadores se ven obligados a desarrollar su negocio por otros derroteros, parece llegado el momento de profundizar en la optimización de sus infraestructuras y de explorar su posible puesta en valor.

Este es el contexto de la salida a bolsa de Cellnex Telecom y de la creación de Telxius por parte de Telefónica. La coyuntura financiera que está condicionando el desarrollo de esta última iniciativa podría llevar a cuestionar si ésta es la estrategia adecuada e, incluso, si puede haber una lógica competitiva en este negocio o más bien se trata del último reducto de lo que otrora se consideraba un monopolio natural.

Tendremos que esperar un tiempo para conocer las respuestas, pero 1- algún día conseguiremos domeñar la crisis financiera, aunque habrá cosas que ya nunca volverán a ser como antes; 2- hay pocas dudas de que los cambios en el modelo de negocio de los operadores han venido para quedarse; y 3- el escenario competitivo hace mucho tiempo que dejó de ser local y ahora está dejando de ser nacional, por lo que hemos de analizarlo en un contexto al menos europeo.

 

Newsletter Operandi 2016

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