Detrás de una marca de apariencia y sonidos anglófonos, Queland nos introduce en un territorio profundamente latino: el definido por la letra » Q «.
Si bien todo territorio representa por definición un espacio geográfico delimitado, la «Q» latina nos abre la puerta del conocimiento y del querer saber. Nos permite interrogarnos sobre el mundo en el que vivimos y, por tanto, su territorio es tan amplio y dinámico como el propio universo cuyas claves intenta descubrir.
No se nos escapa que lo anglófono y lo latino reflejan «sólo» el mundo visto desde el lado occidental, pero sirva este sincretismo, y en particular su componente más latino, para reflejar la razón de ser y las aspiraciones de Queland: profundizar en el conocimiento y ayudar modestamente a construir un territorio de creciente complejidad como es el de «la Economía Digital», con una visión integradora tanto de sus relaciones internas (no siempre formalmente reconocidas) como de las externas.
Nota: Sirva este homenaje a la «Q» para llevar humildemente la contraria a Camilo José Cela, que en su «Bambalina de cus» la tildó de «imagen del conservadurismo» y diagnosticó que estaba ya «con un pie en el estribo del sepulcro» aunque, eso sí, reconocía que «para mal de todos».
Comentarios