Google, worried about its future?

Google, worried about its future?

Google acaba de cumplir 10 años en el Nasdaq y a día de hoy representa una realidad impresionante con un potencial de innovación y de negocio que seguro nos dará muchas sorpresas en el futuro. Pero no conviene dejar pasar sin más las efemérides porque siempre son una buena excusa para hacer, al menos, una pequeña reflexión.

Imaginémonos cómo sería una conversación entre los pícaros cervantinos Rinconete y Cortadillo que, trasladados en el tiempo a nuestro siglo XXI, hubieran tenido la fortuna y el buen ojo de comprar acciones de Google hace unos años y hoy fuesen unos auténticos millonarios. Ahora, preocupados por el futuro de sus acciones, discuten entre ellos sobre qué debiera hacer Google con sus 400.000 MM$ de capitalización bursátil y sus 60.000 MM$ de ingresos anuales.

– Tal vez podríamos aconsejarles que regalen o subvencionen coches para desarrollar el coche «autónomo«.
– No me hagas reír. Serían en todo caso unas docenas mediante sorteo… pero, además… ¿qué tienen que ver los coches con este negocio, más allá del control de su sistema de navegación?

– Bueno, entonces podrían subvencionar smartphones para conseguir que sus servicios lleguen a todo el mundo.
– Aquí nos acercamos un poco más al núcleo del negocio, pero… ¿y para qué subvencionar smartphones si ya lo hacen otros y ellos pueden influir en la industria  controlando el ecosistema por el que navegan dichos smartphones?

– Nuevo intento, ¿qué te parece si invierten en infraestructuras de Banda Ancha de Ultra-alta Velocidad? La verdad es que sería ideal para el desarrollo de su negocio.
– No perdamos la cabeza. Los mercados han premiado su capacidad de generar negocio sobre la base de EBITDAs cercanos al 90%… Además, ¿por qué van a enredarse en un proceso inversor para obtener unas infraestructuras tecnológicamente avanzadas cuando hasta ahora no lo han necesitado para sus servicios porque el propio sistema les garantiza su existencia y su permanente renovación tecnológica? ¿Y si les decimos que lo dejen en una prueba piloto?

– ¡Ya lo tengo! Pueden invertir en la industria de creación de contenidos. En definitiva, el acceso a los mismos a través del buscador es su especialidad.
– A ver si nos entendemos. Gran parte de los contenidos ya los consiguen de manera gratuita, y esta vez sin necesidad del concurso activo –en todo caso pasivo– de las instituciones o el regulador. Y, en el fondo, ¿qué más da lo que vendan o regalen? Lo importante es que su coste sea mínimo y que el público lo valore de forma que permita maximizar el margen de ingresos de su labor de intermediación, que es la única que ponen en valor.

– ¡Pero si no cobran ni un duro al público!
– No te engañes. Ya conoces la frase de que «si una cena te afecta y tú no estás invitado a la mesa… no lo dudes, es que estás en el plato». El cómo has llegado hasta ahí puede ser por distintas vías y no todas responden a una compra-venta voluntaria o al menos consciente, aunque sea al estilo de Fausto o de la Sirenita. En este caso el menú es la información de toda nuestra vida (que, dicho sea de paso, se parece bastante a vender nuestra alma) para utilizarnos como audiencia.

– Ya, pero la audiencia sólo se pone en valor vía publicidad. ¿Cuál es el límite de este negocio?
– Hombre, también puede utilizar la información para personalizar cualquier tipo de venta, suya o de terceros. No obstante, solo con publicidad han alcanzado ya una facturación de unos 50.000MM$, que no está nada mal. Y es evidente que ni toda la publicidad es digital ni Google tiene el 100% del mercado publicitario digital a nivel mundial…

– Dejémoslo en todavía…
– Vale, pero seguimos sin saber qué hacer con tanto dinero y si la venta del mundo como audiencia será suficiente como para mantener su valor e incluso aumentarlo.

– El problema es que todo lo que no crece… decrece.
– Ya sabes que gestionar el éxito siempre es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos, porque… ¿a quién se le ocurre cambiar el rumbo de las cosas si van bien?

– Si uno se duerme en los laureles siempre terminará saliendo otro que entienda mejor hacia dónde va el mundo. La verdad es que siempre habrá alguien que nos sorprenda.
– Sí, pero no sé si con esto estamos ayudado mucho a que aumente el valor de nuestras acciones. Por si acaso, a Google le conviene estar atento para hacerse con innovaciones ajenas que puedan ser de interés, aunque solo sea para evitar que se terminen convirtiendo en una amenaza para su propio negocio.

–Y si no, ya nos encargaremos nosotros de dar por finalizado nuestro idilio con Google moviendo el dinero hacia otras empresas, ¿no te parece? A ver si vamos a estar nosotros más preocupados que ellos… Será mejor valorar a Google por lo que ya es y por todo el potencial que tiene; seguirle de cerca… y reflexionar sobre nosotros mismos para replantearnos no su futuro sino el nuestro, que no tiene porqué ser coincidente.
– De hecho me extrañaría que lo fuese.

– Pues eso.