El Principio de Marginalidad aplicado al Ecosistema Digital ha llevado a los operadores de telecomunicaciones con red propia a caer en una doble trampa, primero en sus relaciones con otros operadores (que desarrollaremos en el presente documento) y, después, en sus relaciones con los agentes de Internet (que será objeto de un segundo escrito).
Analizando las relaciones entre operadores de telecomunicaciones podemos apreciar que los propios operadores han tendido a minusvalorar la importancia de que sus relaciones de interworking reflejen un valor referenciado al mercado, porque en definitiva son relaciones que tienden al equilibrio y por tanto a un neto de interconexión próximo a cero.
En el mundo fijo, la presión regulatoria ha llevado al extremo de que casi han desaparecido los flujos monetarios de interconexión y, como consecuencia, los precios finales se han transformado en una tarifa plana asumida por el cliente de acceso. Las exigencias de marginalidad e independencia que venían desde Internet han ayudado a imponer este modelo regulatorio que, como tendremos ocasión de comprobar, ha condicionado de manera significativa el modelo de negocio del Ecosistema Digital acotando progresivamente el rol de las telecomunicaciones.
El mundo móvil está a punto de verse en la misma situación, a partir de la decisión regulatoria de forzar un desequilibrio artificial entre los precios finales (sobre los que sólo ocasionalmente se han atrevido a actuar directamente, como es el caso del roaming) y los de interconexión. Lejos de reflexionar sobre el porqué del desfase entre el valor reconocido para estas comunicaciones por el mercado y el valor asignado por la regulación para la interconexión, sus precios finales se han considerado siempre excesivos, como un vicio de origen que era necesario regularizar, apostando veladamente (no recuerdo ninguna argumentación del regulador que lo haya explicitado con claridad) por una tarifa plana en sus precios finales, tal como ya lo había hecho anteriormente con el fijo.
Se pone, así, en evidencia una de las claves del Principio de Marginalidad, como es que sólo los agentes del último eslabón tienen derecho a recoger los frutos del beneficio del valor percibido por los clientes de un determinado servicio. El resto debe conformarse, si acaso, con una remuneración a determinar por la regulación de acuerdo con sus costes incrementales a largo plazo.
A partir de aquí se consideraba una aberración del modelo que el servicio fijo tuviese un saldo neto negativo con el móvil, siendo un lugar común hablar de subvenciones cruzadas entre servicios que era necesario eliminar. Ningún regulador ha sido capaz todavía de llevarlo a la práctica, conformándose con la aplicación de un glide path a la baja en los precios de interconexión del móvil, como tampoco ningún regulador se sonroja al afirmar que ha venido “orientando” sistemáticamente estos precios a sus costes, aún cuando reconozca que entre los precios y los costes reconocidos ha llegado a haber hasta un orden de magnitud de diferencia.
Lo cierto es que cuando se ha intentado justificar que ya no era necesario mantener un precio tan elevado para la interconexión móvil se ha hecho con claves de mercado y no de costes, aludiendo a que se había alcanzado ya un nivel de penetración que hacía innecesario seguir apoyando la expansión del servicio “desde los precios de interconexión”. Curiosamente, esta justificación nunca se consideró razonable a la hora de cuantificar los gastos a cubrir por la interconexión, de forma que los costes derivados del esfuerzo para expandir el mercado se descuentaban de manera expresa.
Pero existen otras evidencias que tampoco han sido nunca explicadas desde una regulación que trata los mercados de doble cara con criterios de marginalidad, como es que los precios finales de las llamadas Fijo-Móvil se hayan mantenido razonablemente alineados con los de las llamadas Móvil-Fijo y en un nivel mucho más alto que los de Fijo-Fijo, aún cuando los precios de interconexión móvil han ido reduciéndose por imposición regulatoria. Una simple reflexión sobre a qué responde esta diferente valoración por parte del mercado de unas llamadas respecto a otras debiera haber sido suficiente como para cuestionar la validez del modelo regulatorio impuesto, pero se ha preferido obviar la realidad para seguir defendiendo la teoría que subyace en el Principio de Marginalidad.
Trasladando estas relaciones dobles a otros sectores, nos podemos encontrar que un billete de avión incorpora el correspondiente al del autobús que nos lleva hasta el hotel en un destino internacional. Parece un poco más difícil que el billete de autobús que nos acerca al aeropuerto incluya el vuelo internacional que pueda seguir a continuación pero, de darse este caso, y más allá de la lógica del modelo de pagos que se deriva de esta reflexión, nadie se sorprendería de que la empresa de autobuses tuviese un saldo negativo en sus relaciones con la aerolínea. Estos son los misterios de los mercados de doble cara… llevados al absurdo: ¿no debiéramos preguntarnos por las causas raíces de por qué los clientes valoran y están dispuestos a pagar más por un billete de avión que por uno de autobús?
Sustituir el Principio de Marginalidad por un Principio de Creación de Valor exigiría asignar a cada lado de los mercados duales una valoración acorde con el valor que el propio mercado le reconoce y permitiría asentar unas claves más realistas, sólidas y sostenibles en la regulación.
Esta nueva normativa debiera reconocer que el valor asignado por el mercado al móvil, reflejado en los precios que sus clientes han estado dispuestos a pagar por el servicio, ha sido lo que ha permitido la existencia en España de hasta cuatro redes independientes, la permanente expansión y renovación de sus infraestructuras y un continuo enriquecimiento de la oferta y de los servicios propiciado por la fuerte dinámica de renovación de los terminales, también incentivada desde los operadores.
Se ha tratado de un auténtico “círculo virtuoso” que, curiosamente, no sólo ha surgido sin que nuestros reguladores lo buscasen (como le pasó a Monsieur Jourdain, el Burgués Gentilhombre de Molière, que hablaba en prosa sin saberlo), sino que lo ha hecho a pesar de su permanente sensación de incomodidad ante un mercado que estaba reconociendo un valor para el móvil que siempre han considerado exagerado.
A base de no reconocer la realidad, nuestros reguladores, españoles y europeos, no han asumido la responsabilidad de desarrollar un cuerpo de doctrina sólido para responder con solvencia ni siquiera a sus propias acciones.
Nuestras instituciones, lejos de mantener un espíritu crítico para hacer evolucionar la regulación de acuerdo con el mercado que tenían que regular, han optado por respetar la teoría tradicional microeconómica, no se sabe si por aquello de “mantenerla y no enmendarla”, si por “no dejar que la realidad les tirase por tierra a un bonita teoría” o, tal vez, por no enfrentarse al vértigo de regular sin una base teórica que les permitiese justificar mínimamente sus decisiones, aunque con frecuencia tuviesen que forzar sus argumentos más allá de lo razonable.
Con la pervivencia del Principio de Marginalidad, a día de hoy se descuenta que en breve los precios de interconexión del móvil dejarán prácticamente de existir, anunciándose incluso planteamientos de tipo bill&keep más próximos a las relaciones peer-to-peer que han venido caracterizando al mundo de Internet, de cuyas bondades (y miserias) hablaremos en la segunda parte de este escrito.
Buenos dias Fermin, Cuanta razon tienes, el origen de hechos como loss tan bien narrados, en este artoculo, viene de la propia natiraleza humana: Frecuentemente encontramos en sitios clave de la Politica, Empresas, y todo tipo de Organizaciones, GENTE MEDIOCRE Y MEZQUINA, aunque esto seria objeto de un pormenorizadodestudio.
Ciertamente existen muy buenas PERSONAS, grandes PROFESIONALES en algunos sitios clave, pero gente CAPAZ de ETICA intachable, pero LAMENTABLEMENTE, en ciertas «poltronas y puestos de mando intermedio» encontramos a mucho Pelota, adulador, gente MEDIOCRE, que ni hace ni deja hacer, estos son los verdaderos «parasotos» que deberiamos extirpar de la sociedad, para conseguir un Planeta mucho mas HABITABLE, LIMPIO, SOSTENIBLE sin guerras que en nombre de Dioses ( de todo tipo) el Poder y la Avarocia, produce casos cpmo el que nos cuentaa,ciandp no Muertes, Sufrimiento, Habre, Enfermedades y mil calamidades mas.
Ojala k la buena gente, que tambien existe en forma de mayoria silencoosa y resignada de una patada en ciertp sotio a tantos «comepames» y malas persnas k medran en un sistema que – si de verdad lo quisieramos vehementemente – podria ser Mucho mas JUSTO, comenzando, como bien comentas amigo Fermin con las TELECOS, siguiemdo por todo lo demas, sin prisa, pero son pausa, son revoluciones televisivas de iluminadps que quieren cambiar a los actores, pero con un guion muy parecido al que ha fincionado desde hace mas de 2014 Años o mas.
Con afecto «from Piera»
JD
Gracias por tus comentarios. Desgraciadamente es difícil cambiar la naturalza humana, así que creo que lo que nos toca es colaborar para que al menos las instituciones y sus normas estén a la altura de las exigencias del mundo que nos toca vivir, tanto en términos de honradez, como de honestidad intelectual y de eficacia.
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